Profesora espiritual y lectora de almas
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No es sorpresa que somos y estamos hechos de energía. En todo momento, la energía de nuestro cuerpo equivale a cerca de 100 watts. Es decir, la energía de nuestro cuerpo podría usarse para prender una ampolleta.
En un día cualquiera, nuestro campo electromagnético se puede visualizar energéticamente como una burbuja que nos rodea con distintas energías:
algunas nuestras, algunas de otras personas o de cosas con las que interactuamos. Estas energías se encuentran en nuestro espacio energético y afectan a la nuestra. Lo interesante es que, a través de distintas herramientas podemos trabajar y mejorar esta energía para que no nos afecte tanto de manera perjudicial. Una rutina en la que tomamos decisiones conscientes de lo que incorporamos a nuestra vida es esencial para alinearnos energéticamente y mejorar la calidad de nuestro campo energético. Uno de los factores que me transformó la vida fue la meditación guiada.
En mi vida personal, la meditación llegó luego de muchos intentos de encontrar una “solución” a una angustia que parecía no tener raíz. Yo era una persona feliz, en papel no tenía de qué quejarme y, aún así, me sentía horrible emocionalmente, fuera de control. Esta angustia no parecía tener sentido ni origen y nadie a mi alrededor parecía tener una respuesta que me satisficiera. Como Elle Woods, decidí no tomar un no por respuesta y salir en la búsqueda de terapias alternativas. Yo iba a llegar a la raíz sin importar lo que me dijeran.
No fue una búsqueda corta y probé varias cosas que no tuvieron mayor beneficio para mí, hasta que llegué a un tipo particular de sanación/meditación: la sanación intuitiva, que se practica a través de la meditación guiada. Hasta ese momento había meditado -o más bien, intentado meditar- observando mi respiración, con mantras, focalizándome en un objeto y, la verdad, nada me llamaba mucho la atención. Para ser totalmente honesta, la mayoría de las veces me aburría. Cuando encontré las meditaciones guiadas en que se me orientaba a recibir ciertas respuestas o a trabajar mi energía, sentí que descubría un mundo nuevo. Era una forma mágica de sentirme mejor.
Hoy, yo enseño estas técnicas y ayudo a las personas a descubrir que la meditación no es sólo una forma de relajarse o calmar la mente, sino que es una forma de sanar.
Aquí te dejo algunos tips para empezar a meditar:
No es necesario dejar la mente en blanco, olvídate de eso, el objetivo de nuestra mente es
pensar. Usala a tu beneficio. Para eso puedes darte instrucciones como “inhala y exhala”,
“suelta los hombros”, “relaja la lengua”, “vuelve al presente”, “tú puedes”.
No empieces con meditaciones largas y monótonas si no has meditado antes, lo más probable
es que te aburras.
Escribe mientras meditas. Pon música relajante, toma un lápiz y papel y cierra los ojos. Cuando hayas logrado un cierto nivel de relajación vas a preguntar: ¿Qué me gustaría escuchar hoy? ¿Qué necesito escuchar hoy? No juzgues la respuesta.
Nuestro cuerpo es nuestra mayor herramienta, tomar la decisión consciente de cuidarlo puede hacer una gran diferencia en tu energía y por lo tanto en nuestras vidas.
Los suplementos IKI son increíbles para apoyar a tu cuerpo y la calidad de tu espacio energético.
Sofia Araya
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